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Anatomía de un coctel

Entender la estructura que compone a los cocteles, es indispensable para ser un experto.

Lorena Tirzo

Construir una bebida es un arte que puede perfeccionarse al entender la composición de un coctel. Parte por parte, se busca resaltar ciertos sabores o aromas, disminuir sensaciones desagradables y crear combinaciones inigualables que atrapen el paladar de los invitados.

La tarea en la barra es tener en claro la proporción de todos los ingredientes para no opacar o saturar una preparación. Los expertos mentalizan la intención del coctel y, a partir de ello, trabajan para sacar provecho a cada elemento, con el suficiente cuidado de seguir un orden en la construcción para garantizar la armonía entre todo lo que ofrece el vaso.

El primer paso

Las secciones de una preparación comienzan con la base, el ingrediente en el que se basa el coctel, con cualidades aromáticas, visibles o que pueden saborearse. Generalmente, es un alcohol destilado que será muy fácil de identificar y dar valor a la densidad natural para crear el cuerpo de la bebida. Un vodka, whisky o mezcal, estarán dentro de la mezcla sin chocar con ningún otro ingrediente, proporcionando el carácter que se populariza en la barra.

Este comienzo es la pieza esencial de la receta y se debe contemplar la intensidad y graduación alcohólica para equilibrar los elementos, por lo que se debe prestar atención al proceso de elaboración de cada destilado, la región e incluso la marca.

Emparejar sabores o contrastarlos, es la parte creativa y divertida de la coctelería, en donde la prueba y error, así como el gusto personal, dictarán el camino que se tomará.

Frío de calidad

La calidad y porcentaje del hielo dentro de un trago es clave para lograr un coctel perfecto. Considerar la temperatura en la que estará el líquido dentro de la cristalería parece algo menor, sin embargo, es decisivo al aportar volumen de manera sólida y en el momento de su dilución.

No es un complemento sin importancia, sino al contrario, es la pieza que asegura la sensación aromática adecuada. Mucho hielo apagará los aromas, mientras que poco hielo provoca que la bebida pierda la sensación fría que se goza sin importar el clima exterior.

Cuidar la figura de los hielos, ayuda a que se derritan con mayor o menor rapidez, y que el contacto con la mezcla sea prolongado. Sea en forma de frappé, cúbica, esférica o en granizo, esta etapa de la preparación es más que agua congelada, y puede añadir valor o restar calidad al resultado final.

Hielo, el indispensable en la coctelería

Bebidas redondas 

Para obtener una armonía ideal, el ingrediente que dará cuerpo debe complementarse con las cualidades organolépticas de la base. Puede ser con la intención de diluir el porcentaje de alcohol, como agua gasificada o jugos, para obtener una suavidad que acompañe al destilado elegido.

También puede tratarse de un modificador que cambie el carácter que hay en el vaso, como bebidas aromáticas o licores que pueden agregar más intensidad al sorbo. La cantidad que se agregue debe crear una nueva identidad, sin ser invasiva en boca.

La densidad puede verse afectada también, motivo por el que debe contemplarse la técnica con la que se incorporará para resultar en un líquido sedoso.

Una gota extra

En ocasiones, las recetas pueden emplear un pequeño extra que añada sabor, color o notas especiales, resaltando las características más impresionantes. Las mezclas diluidas de azúcar, sal o esencias, aportan complejidad con el uso de un par de gotas que incluso puede adicionarse mediante un aspersor para cubrir toda la superficie de la bebida.

El uso de bitters para aromatizar los cocteles es una forma de crear nuevas experiencias en la barra, con tinturas, concentrados o tónicos se puede dar un giro hasta la preparación más clásica. Derivados de especias, flores, hierbas aromáticas, frutas, raíces o bayas que se extraen con alcohol de alta graduación, están presentes en el bar para dar variedad o suplementar de forma divertida.

El toque final

Las garnituras son el último elemento, y aunque pueden parecer mera decoración, no solo complementan visualmente el coctel, sino que le añaden frescura y aroma.

La importancia de ser agradables a la vista puede llevar a probar algo nuevo o rechazar un trago, de ahí el motivo de ser impecables y sin defectos.

Hay muchos ingredientes que contrastan y armonizan tanto en sabor como en color, como las especias, los dulces, las hierbas frescas o las flores comestibles. Lo importante es que formen parte de la preparación, considerando sus cualidades para que sean tan valiosos como los licores utilizados.

El ejemplo más clásico y versátil es la fruta que puede aprovecharse de múltiples modos, explotando los aceites de las cáscaras, la pulpa fresca para dar sabor y completar con una rodaja deshidratada, una ingeniosa forma de terminar el coctel con broche de oro.

THE DRINK BOOK – La importancia del agua en la coctelería by Perrier