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Anchor Brewing, la cervecería artesanal más antigua de EE.UU., cierra después de 127 años

Antes de que los términos micro cervecería, cervecería artesanal o cervecería independiente existieran, Anchor Brewing ya producía una de las cervezas más representativas de Estados Unidos y, probablemente, del mundo. Pero tras la pandemia, la inflación y la competencia, la productora de Anchor Steam ha cerrado definitivamente sus puertas. 

La historia de Anchor Brewing comenzó en 1849 con el cervecero alemán Gottlieb Brekle, que llegó a San Francisco en la época de la fiebre del oro y compró una propiedad en Pacific Street, que 25 años después vendió a los alemanes Ernst F. Baruth y su yerno Otto Schinkel, quienes la llamaron Anchor. 

Los acontecimientos desafortunados comenzaron en 1906, cuando Ernst murió de manera repentina. Luego, dos tragedias azotaron San Francisco: un incendio y un terremoto; en el segundo la planta de Anchor se vino abajo, y justo cuando abrían otra fábrica en Market Street, Otto tuvo un accidente. Los cerveceros Joseph Kraus y August Meyer, también alemanes, se encargaron de mantener la producción, que se detuvo en 1920 con la prohibición. 

Reanudaron actividades en 1933 junto con un nuevo socio, Joe Allen, pero el gusto les duró poco, pues con la industrialización de la cerveza, las preferencias del consumidor cambiaron y ganaron importancia los estilos más ligeros, por lo que en 1959 cerraron por una temporada. En 1960 la marca fue comprada por Lawrence Steese, quien mantuvo a Allen, pero tuvo que llegar la inversión de Fitz Maytag, que compró el 51% de la empresa, para salvarla de otro inminente cierre. 

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El 1971 embotellaron su icónica Anchor Steam, una California Common a la que siguieron otros estilos. En 1977, con cinco etiqutas y 12 empleados, Anchor Brewing se mudaría a su último hogar en Mariposa Street. 

Desde entonces comenzaron a trabajar en nuevos estilos y productos, como algunos destilados. En el 2017 abrieron taprooms por toda la ciudad y vendieron la marca al gigante cervecero japonés Sapporo. 

Este año, la cervecería que había sobrevivido a desastres naturales, crisis económicas y guerras mundiales cerró nuevamente sus puertas, pues no logró recuperarse después de la pandemia, porque el 70% de sus ventas dependían de los restaurantes. No sabemos si el futuro traiga para Anchor otra inversión que la salve nuevamente, lo que sí sabemos es que los propietarios ya exploraron esa opción. Pase lo que pase, esta cervecería definitivamente abrió la industria artesanal para Estados Unidos y, por consecuencia, para México.