Cuando hablamos de vino en México, es imposible dejar de pensar en Baja California y sus tierras fértiles, donde destaca el Valle de San Vicente en la región del Llano Colorado. Una zona con gran relevancia en la historia del vino mexicano, ya que fue el escenario de la misión jesuita San Vicente Ferrer, con la cual se inició la viticultura en esta región.
El encanto de estas tierras va mucho más allá de su historia, el Valle de San Vicente y en especial los viñedos del Llano Colorado cuentan con condiciones naturales excepcionales para el desarrollo de una uva de calidad, por la suficiencia de agua y la calidad de la tierra.
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Sin embargo, la producción de una uva de calidad no sólo radica en la excelencia de estos factores, sino también en la pasión con la que ésta se trabaja. Esto ha sido bien entendido y aplicado por Marcial Ibarra y Alberto Curis fundadores de este viñedo y de VIRESA (Vinícola Regional de Ensenada).
Ellos, se han encargado durante tres generaciones de cuidar la variedad de uva blanca y tinta como la reconocida Nebbiolo que ofrece esta región, para diferentes casas vinícolas pero sobre todo, para la selección de vinos con la que cuentan.
Valle de San Vicente: gran productor de uvas
Durante años, el Valle de San Vicente se ha convertido en el preferido de las casas vinícolas mexicanas, que si bien aún es desconocido en comparación con otros de Baja California, puede presumir ser el responsable de la producción de uvas en la mayoría de los vinos mexicanos.
“Nuestros viñedos producen más de 1,400 toneladas de uva, que son el inicio para lograr los vinos de más de 35 vinícolas mexicanas. Nuestras uvas se utilizan desde Baja California hasta Guanajuato, por eso es importante hablar del Valle de San Vicente y en especial de Viñedos Llano Colorado.”
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La incursión de esta productora de vid como fabricantes de su propio vino se dio en 2010 después de presentar un exceso en sus reservas de uvas, ya que pasaron de vender varias toneladas a Domecq a sólo algunas cuantas para ellos. Esta urgencia fue el inicio de VIRESA y de su primer vino, Ancón San Vicente.
Lo especial de este vino radica en la manera en que está hecho, su base de uvas Nebbiolo y Cabernet, vides de insignia nacional que son reposadas por un largo periodo en barrica y botella. Pero también lo trascendental radica en que fue el primero, con el que todo comenzó. Su nombre proviene de retomar el nombre del valle San Vicente con todo el misticismo y calidad que sus tierras representan, pero también de la palabra ancón que significa “cuerpo de agua”.
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“En el Valle de San Vicente la fuente de agua es un Ancón entre montañas, además está situado en el municipio de Ensenada y es el más grande del país. En otras palabras, Ancón representa un cuerpo de agua entre las montañas de San Vicente.”
Ancón San Vicente se ha destacado a nivel internacional con su presencia en el museo del vino en Burdeos, Francia, ganando la medalla de oro y plata en países como Estados Unidos, Francia, España y Asia. Aún así, Ancón San Vicente sigue siendo una producción limitada que dificulta su compra inmediata. Sin embargo, esto no es un impedimento para todos aquellos que cautivados por su sabor, lo buscan para poder consumirlo.
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Además de Ancón, la gama de vinos incluye Surco Rojo y Surco 2.7, dos vinos tintos que demuestran que la calidad no está peleada con un buen precio. VIRESA también cuenta con una opción para vino blanco, Lágrimas San Vicente, que ha sido agotado de tal manera que la producción se agotó antes de cerrar el año.
VIRESA es un orgulloso referente del vino nacional dentro y fuera del país, el cual ha entendido las exigencias del mercado actual, cuya historia se presenta en un momento decisivo de crecimiento. Estamos seguros de que vendrán muchos éxitos para ellos y las preciadas tierras del Llano Colorado.
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