Cuando nos referimos al lujo, siempre se tiene en cuenta el dinero que se ha de gastar en ello. Pero existe el meta-lujo: es cuando el valor del dinero es importante, pero la escasez del artículo lo es aún más.
En el mundo de las bebidas tenemos artículos de lujo como el champagne Millesime, con características de suelo notables y producciones limitadas a la cosecha del año; o los whiskies escoceses basados en lotes de granos excepcionales, con destilaciones lentas en alambiques pequeños que envejecen durante muchos años en diferentes barricas escogidas individualmente para dar carácter al producto final, la mezcla perfecta del master blender nos hace llegar a un producto único de volumen limitado, de nivel alcohólico seguramente elevado, con equilibrio perfecto y, por consiguiente, de precio muy particular.
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En México tenemos productos que perfectamente encajan dentro de esta clasificación: un espectacular alebrije o las cajas de Olinalá. Si bien en el mundo de las bebidas tenemos elaboraciones únicas e insustituibles como algunos destilados de la zona de Tequila, quienes se llevan el reconocimiento son algunos mezcales llamados “de pechuga”, que únicamente se elaboran para celebraciones específicas, en cantidades pequeñas que no superan los 80 o 100 litros.
Éstos se realizan con agaves silvestres de entre 15 y 17 años, deben ir al monte a cortar el agave y después transportarlo para su producción; algunas de esas piñas ya cosechadas pueden pesar entre 250 y 270 kg. Por lo general la cocción se hace en un horno, cuidando la temperatura para que sea perfecta, pasando a la fermentación y destilación en un solo lote, lo que lo hace único y verdaderamente irrepetible.
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En la destilación se coloca un guajolote bien cocinado y sazonado dentro del alambique para que las especias y condimentos puedan permear en los vapores de la destilación, dando un aroma y sabor único al mezcal, con producciones muy pequeñas destinadas a conocedores y amigos.
En este mismo contexto encontramos la degustación de insectos o entomofagia. En este caso también el origen, sabor y escasez del producto hace que sea muy cotizado y con precios altos. Entre ellos tenemos ahuautles, escamoles, chapulines, cuetlas, jumiles, chinicuiles, chicatanas, gusanos de maguey, y muchos más que sólo en temporada podemos disfrutar.
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Así como las trufas son un lujo para la cocina en el mundo, podemos dar valor también a productos elaborados en México, haciendo más grande nuestra historia culinaria.
Un abrazo.
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