Desde la Ribera de Duero, en Quintanilla de Onésimo (Valladolid), llega Cruz de Alba. Una bodega boutique que comenzó su primera elaboración en 2003. Su enólogo, Sergio Ávila, elabora de forma artesanal vinos singulares y únicos, que se caracterizan por el respeto a la naturaleza, siguiendo los más estrictos principios de la agricultura biodinámica, agrohomeopática y la radioestesia. Los vinos de Cruz de Alba nacen de la naturaleza, escuchando sus necesidades, entendiéndolas y respetándolas. Un cuidado que se traduce en un cultivo sostenible, reivindicando los valores del terroir y con una mínima intervención en la tierra para obtener un resultado óptimo y natural en los vinos. Unos vinos contemporáneos y acordes con los tiempos, con las tendencias holísticas y de autenticidad y la búsqueda del equilibrio con el entorno como forma de vida: “unos vinos naturales desde su origen”.
Los viñedos
Cruz de Alba cuenta con 40 hectáreas de un viñedo singular, denominado finca Los Hoyales, situado en Padilla de Duero, muy próximo a la propia bodega, y a una altura de 700 metros de altitud. Unos viñedos con una localización única y unas condiciones inmejorables para la producción de vinos de excelencia, donde pueden encontrarse diferentes plantaciones de Tempranillo desde los 15 a los 64 años de edad. El viñedo más antiguo (una microparcela de 1,8 hectáreas con cepas plantadas hace más de 60 años), es donde se elabora el vino con más carácter de la bodega, el exclusivo Finca Los Hoyales.
Un viñedo de donde se obtiene el 100% de la producción total de la Bodega Cruz de Alba. La bodega cuenta con 600 barricas, 10% de roble americano y 90% de roble francés.
Proceso de elaboración
Los vinos de Cruz de Alba son naturales desde su origen, y su sabor, color y aroma están marcados exclusivamente por la acción de la naturaleza sobre los cultivos. Sabiendo escuchar en cada momento las necesidades de los viñedos, los vinos se elaboran siguiendo una interpretación propia de la biodinámica y la agrohomeopatía. El gran secreto de la bodega Cruz de Alba nace, en primer lugar del propio viñedo de donde proceden sus uvas, y en segundo lugar del saber enológico de su creador, Sergio Ávila, quien dirige con maestría el proceso de elaboración de los dos vinos de la bodega.
El Enólogo
Sergio Ávila es el alma de Cruz de Alba. Un apasionado y detallista amante de las viñas y el vino, para el que la enología es una forma de vida, más allá de un trabajo. Respetuoso con la naturaleza, promueve su cuidado para que ella a su vez cuide de las cepas y de los viñedos. Ingeniero Agrónomo, su relación con la naturaleza va más allá de la agricultura ecológica y aplica los principios de la biodinámica siguiendo el calendario de los astros. Defiende los viñedos de enfermedades utilizando únicamente infusiones homeopáticas y establece con la radioestesia un diálogo personal con las viñas para interpretar sus necesidades en cada momento. Una filosofía de vida con la que busca una total conexión entre la tierra, el espacio y las personas para conseguir así un equilibrio total en los viñedos, para elaborar vinos de máxima calidad que recogen las cualidades del medio en el que nacen. “El secreto de Cruz de Alba nace de nuestro viñedo, donde nunca realizamos nada sin preguntar antes a las viñas”.
Cruz de Alba Crianza
Se produce en pequeñas cantidades y cada botella está numerada. La uva se recoge a mano y se fermenta en depósitos pequeños con labores de bazuqueo manual, envejeciendo después en barricas de roble francés durante 15 meses siguiendo el uso de “tercios”: 1/3 del vino en barricas de 2º uso, 1/3 en barricas de 1º uso, 1/3 en barrica nueva. Tras el embotellado el vino permanece entre 8 y 10 meses en la botella. El resultado es un vino de perfil afrutado, moderno, que condensa la excelencia de la Ribera del Duero con el sello personal de Cruz de Alba.
FICHA DE CATA: Un vino de corte moderno, con un perfil más afrutado. El uso comedido de madera hace que este vino sea un producto equilibrado y estructurado.
VARIEDAD: 100% Tempranillo
NOTA DE CATA
Vista: Color intenso y profundo
Nariz: Aromas afrutados y maduros, con notas de monte y balsámicos. Con un toque de madera limpio armónico e integrado y una sensación mineral. Boca: Sabroso, fresco, con una marcada sensación vínica, con un paso sedoso, cálido y agradable y un final largo y persistente.
MARIDAJE
Ideal para acompañar tapas y picoteo ligero de carnes ahumadas, carpaccio de ternera o quesos blandos.
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