Referirnos a Venezuela nos evoca inevitablemente a sus deliciosos rones (con Denominación de Origen), a Caracas y su contrastante arquitectura (El Helicoide, los barrios y su apariencia de mosaicos), al maestro Héctor Soucy, las hallacas y la tradicional chicha criolla. Sin embargo, en esta ocasión toca hablar de la bebida alcohólica más popular y consumida de este país: la cerveza.
La cerveza llegó a esta parte de América de manos de los colonos españoles, quienes la llevaban junto con otras provisiones. Por varios siglos la fabricación no se elaboró de manera local, por lo que se importaba de varios países como Inglaterra y Alemania; al paso del tiempo la población consumidora se quedó del lado del consumo y unos pocos se concentraron en elaborarla, lo que dio lugar al monopolio de unas pocas marcas y un estilo que dominaría la escena cervecera por décadas: las Lager ligeras.
Los pioneros en la elaboración cervecera fueron colonos alemanes, que ocuparon la región de Colonia Tovar y fundaron ahí, la primer cervecera venezolana. En 1893 nace la que se considera la primera empresa nacional, la entonces llamada Cervecería Nacional (posteriormente Cervecería de Caracas). Durante el siglo XX se consolidan las grandes compañías y la etapa cervecera entra en un periodo de industrialización. Es esta fase donde surgen la Cervecería Regional (1929), la Cervecería Polar (1941), y la adquisición de la Cervecería Nacional por la brasileña Brahma en 1994.
En la actualidad, la expansión de las empresas nacionales y extranjeras es enorme, y el mercado se ha cubierto de distintos productos con rasgos industriales. Según datos obtenidos de la Cámara Venezolana de Fabricantes de Cerveza (CAVEFACE), las cosas no han ido muy bien en materia de ventas: en los últimos 3 o 4 años algunas de las grandes empresas han resentido la crisis y el consumo ha presentado gráficas descendentes; no obstante, el consumo per cápita anual es uno de los más altos de la región, de alrededor de los 70 litros. Los colosos cerveceros encabezados por Polar, seguido de la alianza Regional-Brahma, se han visto en la urgente necesidad de reinventarse ante un publico cada vez más exigente y que cuenta ya con una digamos pequeña oferta de cervezas artesanales endémicas y algunas marcas extranjeras. Mientras que la moda ha impuesto a las famosas cervezas Lager Light, otros se han adentrado en el fascinante mundo de las artesanales, jugando el rol de productor o de cervesófilo sediento.
El surgimiento de las micro cervecerías
En algún momento durante la década de 1980 se hicieron los primeros intentos de micro cervecerías en la región de la Colonia Tovar en el estado de Aragua, de donde emergió una primera generación encabezada por la ya extinta Coloniera y Tovar Pilsen, lanzada en 1999 y actualmente de elaboración industrial; poco después apareció una Amber Ale estilo inglés llamada Destilo, considerada la primera Ale comercial en Venezuela. La prensa especializada no ha tardado en ponerse a favor de esta cerveza. Por su parte, el afamado sitio web ratebeer.com la tiene como la tercera mejor de este país.
Para fortuna de los cervesófilos aventureros, el estandarte ha sido tomado por jóvenes que apuestan por cervezas con carácter único y una propuesta de sabores. Un ejemplo es Guillermo García, quien junto a su socio Claudio, fundaron PissedesGottes en 2010, una de las más interesantes ofertas micro cerveceras. Acerca de su motivación para este proyecto, Guillermo comenta: “en mi país es ilegal hacer una cerveza que no sea filtrada o pasteurizada, esto ahuyenta a cualquier incursor, debido a que el equipo para estas labores es costoso y esto limita los estilos que se pueden elaborar… Es por eso que la mayoría de la industria se avoca a la elaboración de Lagers”. Y agrega “el vacío que hay (de Ales), en el mercado saturado de Lagers, nos llevó a descubrir el inmenso mundo de las Ales y a amarlas profundamente. Así que decidimos investigar y hacer nuestra propia cerveza”.
En este momento sus creaciones gozan de una gran aceptación y ya cuentan con un importante portafolio de productos: Dunkel y Hefe Weizen, Belgian Golden Strong, Saison, entre otras. Y no están solos, junto con otros colegas dan forma y vida a la joven Asociación Venezolana de Cerveceros Artesanales. El movimiento artesanal está atravesando por un buen momento, ya que se “alimenta” de la curiosidad de muchos jóvenes dispuestos a pagar alrededor de 70 bolívares (unos 3 dólares) por una botella de 750 ml de PissedesGottes.
El panorama cervecero venezolano claramente deja ver dos líneas; la primera, la de las grandes corporaciones que disfrutan del grueso del mercado de masas, con sus Lager ligeras; la segunda, la del excitante mundo de la cerveza artesanal, con sus pocos pero leales grupos de seguidores que cada día aumentan en número.
Venezuela nos muestra también que sin lugar a dudas, la cerveza toma poco a poco el lugar que le corresponde en la historia, en las mesas, en las copas, en los corazones y en las caras sonrientes de los cervesófilos del mundo.
Gracias a Guillermo García (micro cervecería PisseDesGottes) y a la cervecería Destilo por su apoyo en este artículo.
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