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Chinampas: el gran centro de abastecimiento y frescura en la ciudad 🌿🍃

Fotos: Edgar Xolot

Hace apenas unos años, en las primarias se aprendía un tipo de agricultura único en Mesoamérica. Hoy varios restaurantes de la capital obtienen sus insumos de las chinampas.

Cuenta la historia que, a la llegada de las tropas españolas al valle del Anáhuac, el panorama los sorprendió muchísimo: una ciudad entera, más grande que muchas de las de Europa, tenía sus propios cultivos flotando a la mitad de un lago masivo. Se dice que la capital del Imperio azteca era impresionante en sí misma, pero su sistema de cultivos ya merecía mención aparte; las chinampas, esa tierra tomada del fondo del lago de Xochimilco que se utilizaba (y se sigue utilizando), encantaba a propios y extraños por su enfrentamiento a la adversidad y su potencial de alimentar a una ciudad entera.

Las balsas que se hacen suelo

Una chinampa es un método mesoamericano de agricultura y expansión territorial que, lejos de lo que se suele pensar, no se utiliza sólo para el cultivo de alimentos y flores, sino que prácticamente toda la Ciudad de México se encuentra sobre chinampas antiquísimas, que ya se han afianzado al fondo del lago.

Se trata de balsas hechas de troncos cubiertas de materia orgánica cuidadosamente seleccionada, muchas veces limo tomado del fondo del lago en combinación con pasto y hojas, sobre los que se sembraban sauces con la intención de que echaran raíz y las afianzaran al suelo lacustre. Sobre estas balsas se sembraban todos los alimentos que la capital de la Nueva España necesitaba.

Sustentabilidad récord

A pesar de que las historias de la chinampería en Mesoamérica son tan vastas como maravillosas, el único reducto que sobrevive de este método agrícola ancestral se encuentra en Tláhuac y Xochimilco, al sur de la capital.

En la actualidad, gran parte de la superficie productiva de las chinampas se dedica a plantas de ornato, dando gran fama a los mercados de flores de las distintas colonias que la rodean. Sin embargo, algunos restaurantes como Los Danzantes, llevan en su ADN la utilización de productos cultivados en ellas.

Mestro chinampero Pedro Méndez y chef Omar Díaz de Los Danzantes.

Podría parecer algo trillado, pero estudios recientes han comprobado que la agricultura en chinampas es uno de los métodos más sustentables y respetuosos con el medio ambiente, además de tener una productividad sobresaliente por ser de temporal y tener un suelo con gran carga orgánica que puede ser regenerada fácilmente.

 

¿Qué crece en Xochimilco?

Prácticamente todo; el clima, aunado a la gran humedad que producen los canales que rodean a los cultivos, hacen que, dependiendo de la temporada, en las chinampas se pueda cultivar casi cualquier verdura y hortaliza, sin importar si es nativa o traída de cualquier otra parte del mundo.

La presión de la urbanización

Pero no todo es sencillo para los chinamperos. Como todo gran asentamiento humano, la metrópolis necesita grandes cantidades de alimentos para subsistir. El verdadero enemigo de este método es la agricultura industrializada, con cuyos productos –normalmente más atractivos, duraderos y económicos– los vegetales locales no pueden competir en los mercados de la ciudad.

Está comprobado que la mejor forma de contrarrestar los efectos del cambio climático está en basar nuestra dieta en productos locales, que no sólo contaminan menos aire y agua en su crecimiento, sino que su transporte no requiere cantidades exorbitantes de combustible.

Algunos productores de vegetales están seguros de que si se dedicaran todas las chinampas a la producción alimenticia, habría suficientes vegetales para toda la urbe. Y, mejor aún, si todos los restaurantes se abastecieran de éstas, la zona se convertiría en un ejemplo mundial de consumo sustentable, alejándose de los jardines de eventos y campos de fútbol en los que se ha convertido en las últimas décadas.

Los próximos años serán decisivos para el futuro de la chinampería. Vendrá el momento en el que los restauranteros tendrán que tomar una decisión importante, una que viene con la responsabilidad de alimentar a los más de veinte millones de personas que habitamos la zona metropolitana.