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El discutido origen de la pasta

El cultivo del trigo ha acompañado a la humanidad desde tiempos prehistóricos, con éste se han hecho productos tan diferentes como culturas han existido en el mundo. La pasta italiana es uno de ellos, sólo se necesita trigo molido, huevo y agua para crear un delicioso ingrediente tan versátil y complejo que hay quienes dedican su vida entera a producirlo.

La pasta italiana vive una fama sorprendente desde el siglo pasado, todos la hemos disfrutado acompañada de deliciosas salsas, queso y demás ingredientes en comidas hogareñas y en los mejores restaurantes. Sin embargo, su origen figura entre los más discutidos de la historia de la gastronomía y existen muchos mitos alrededor de la pasta que se han difundido durante siglos.

La versión más popular nos dice que fue el mismísimo Marco Polo, mítico viajero italiano de la Edad Media, quien descubrió los fideos en sus viajes a China y que se inspiró en estos para inventar el espagueti. Es un relato satisfactorio y muy digerible, conocemos el ramen y su parecido con la pasta es innegable. El problema está en que existen pruebas de que este producto se consumía en el sur de Italia desde mucho antes de que Marco Polo viajara al Lejano Oriente.

pasta

Lo cierto es que la mezcla de trigo molido y agua en forma de láminas, lo que hoy llamamos lasaña, se ha producido desde Nápoles hasta Génova desde antes de que los romanos se establecieran en la península, así como la pasta en forma cilíndrica que con el paso del tiempo se fue adelgazando, desde el conocido penne hasta el delgadísimo vermicelli.

Algo que sí sucedió, y que mucha gente toma por falso, es que el tenedor de tres dientes fue inventado para facilitar el consumo del espagueti. Se introdujo a la cocina francesa (ya reconocida por su refinamiento y vanguardia), junto con el aceite de oliva, el queso parmigiano y la moda de utilizar finos manteles durante la comida, por la italiana Catalina de Medici.

Con la llegada de la modernidad y las nuevas tecnologías, la producción de pasta tomó un sentido industrial, y por su bajo costo y características nutricionales, se convirtió en un alimento cotidiano en el mundo occidental. A pesar de esto todavía se pueden encontrar talleres de pastas artesanales por toda Italia. Hoy existe una variedad tan amplia que sería imposible mencionarlas todas y su producción manual es toda un arte.