Beaujolais Nouveau ya no sólo es catar esta singular etiqueta, también implica festejar y beber durante toda la temporada
Beaujolais Nouveau pasó de ser un vino que se regala en esta región de Francia para simbolizar el fin de una buena cosecha a una fiesta mundial realizada cada tercer jueves de noviembre, donde todo gira alrededor de este producto.
Es una etiqueta que se cosecha a finales de agosto o primeros días de septiembre para elaborarse de forma exprés, y que llegue a restaurantes y tiendas a más tardar el tercer miércoles de noviembre para que a medianoche se abra como si fuera el recibimiento de un nuevo año.

La tradición se ha popularizado a territorios más allá de Francia y Europa, como Estados Unidos y Japón. En este último la fiesta supera a cualquiera, ya que se montan balnearios donde son llenadas albercas con el vino.
Aunque en estricto sentido no es el primer del año, porque bodegas del hemisferio sur del planeta ya lanzaron vinos en el mercado, en el hemisferio norte apenas se están fermentando los mostos o se encuentran en su etapa de crianza.
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El Beaujolais Nouveau es un vino que debe elaborarse de la forma más rápida para enviarse vía aérea a todos los rincones del mundo, lo que encarece su precio. Generalmente muestra notas frescas a frutos rojos, plátano, fresa, violetas y chicle, que son particulares de la variedad que lo compone: Gamay.
En Francia, y más en la región de Beaujolais, se regala y prácticamente se consume en las siguientes semanas a su lanzamiento porque, debido a su manufactura tan acelerada, no es para guardarse ni beberse más allá del mes de enero.
Aunque es un tinto, por su gran juventud se aconseja beber muy fresco, a 13 o 14 grados Celsius. Se aconseja beberlo solo, acompañado de platos ligeros o con los mismos elementos que dicta la nota de cata del vino.

Hay muchas historias de cómo se fue internacionalizando este evento, pero en la actualidad en cada país se pueden realizar cenas maridaje, fiestas temáticas o cocteles para descorchar las botellas donde el Beaujolais Nouveau siempre es el eje central
Dos opciones
Te contamos los detalles de un par de bodegas que tienen presencia con sus respectivos vinos para este festejo.
Mommessin
Una bodega de 1865 que se enfoca en las regiones de Borgoña y Beaujolais. En 1890 comienzan a exportar y tras adquirir La Grange Saint-Pierre, parte de la Abadía de Cluny deciden usar su emblema, la Llave de San Pedro, como símbolo de la bodega. La señorita Mommessin es el símbolo del Beaujolais Nouveau y cada año cambia la etiqueta representando las notas frutales y florales, además de la frescura del vino

Color: Rojo rubí brillante
Nariz: Aromas intensos que combinan fruta negra fresca
Boca: Muy intensa con un perfecto equilibrio entre fruta roja, refrescante y con suavidad
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Georges Duboeuf
El hoy fallecido propietario se le llamaba el “Rey del Beaujolais”. Su familia elaboraba vinos desde hace más de cinco siglos, pero Georges Duboeuf se acercó a chefs con estrellas Michelin para venderles vinos de la región y hacerla más popular. Fue pionero del fenómeno Beaujolais Nouveau realizando una carrera a París con las primeras botellas y después convirtiéndolo en un festejo internacional. Hoy la botella llega a más de 110 países.

Color: Carmín con reflejos violáceos.
Nariz: Notas dulces de pequeños frutos rojos como grosella, arándano
Boca: Afrutado y suave en el paladar con los frutos rojos y algo de flores
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