Joven, talentosa y con un encantador sentido del servicio, esta mujer mexicana logró el primer lugar de World Class México en 2017, lo que la coronó como la mejor bartender de nuestro país y la lanzó ante los reflectores del mundo.
¿Cómo es ser mujer y estar detrás de la barra?
Creo que como mujer existen muchas ventajas y desventajas. Las personas a veces no creen que esto lo podamos realizar de una manera profesional, entonces para lograrlo tenemos que dar el 200 % de nuestra persona. Fuera de eso es súper lindo y algo que se disfruta.
¿Hay un antes y un después de Fátima León tras haber ganado World Class México y participar en la final global como representante de nuestro país?
Claro, la responsabilidad de poder dejar algo de mí en las personas que se dedican a esto o que están comenzando en el mundo de la coctelería, ya que para muchos los bartenders somos un modelo a seguir, es por ello que siempre tenemos que dar lo mejor, seguir aprendiendo y amar nuestro trabajo.
Creo que el mundo de la coctelería en México se está tomando de una manera más responsable y profesional. Cada vez existen bartenders con un fuerte compromiso y con ganas de poner a nuestro país en alto. Posicionar a México como una referencia de la buena coctelería puede ser un gran objetivo.
¿A quién admiras dentro del mundo de la coctelería?
Siempre me gustó mucho el trabajo que realiza Marian Beke, sobre todo por la investigación y atención al detalle con los que elabora cada coctel.
Marian Beke es una persona que realmente admiro. Logró posicionar a The Nightjar durante algunos años como el segundo mejor bar del mundo en la lista The 50 Best Bars; es un maestro de la hospitalidad y constantemente viaja para impartir cursos, capacitaciones y ser juez de algún concurso de coctelería, así como para conocer nuevos ingredientes y la manera de expresarlos en un coctel.
Así fue como World Class me dio la oportunidad de conocerlo el año pasado, cuando Mica Rousseau y yo fuimos finalistas de la competencia. El poder llegar a la final y que Marian Beke pudiera ver un poco de mi trabajo, para mí significó mucho, ya que él y su esposa son de los mejores del mundo.
Creo que cada bartender tiene a una persona que admira profundamente y de alguna manera esta persona se vuelve un poco tu maestro. Me siento identificada con su trabajo y con su carácter, ya que no todos los bartender son extrovertidos.
La seriedad y hospitalidad, junto con la información que les puedes dar a las personas, son un equilibrio casi perfecto; considero que cada uno tiene su propia receta. Para mí la elegancia, el balance y el diseño son la clave y espero transmitir esto al 100 % algún día.
¿Qué despierta en ti un Martini?
Tengo una historia muy especial con el Martini. Mi padre era una persona muy clásica, teníamos un bar tipo español con todo lo necesario para preparar clásicos, ya que era parte de su hobby aprender de destilados.
El Martini que él elaboraba era extra seco, a veces era un Gibson, y siempre teníamos un pequeño stock de aceitunas con roquefort. Una jarra de más o menos medio litro, unos siete hielos grandes y una linda barspoon con cabeza de madera, eran los materiales. Mojaba la copa con unas gotas de vermut y refrescaba la ginebra por unos segundos. Platicaba y bajo su perfección explicaba que no le gustaba muy diluido, que eso lo había aprendido viajando; normalmente ponía dos aceitunas.
El primer coctel que hice atrás de una barra fue un Martini y recordando la receta de mi padre fue un éxito. Ahora puedo decir que no es un Martini clásico, pero a muchos nos encanta beberlo muy muy seco.
Para mí, este coctel es símbolo de elegancia y balance, creatividad y explosión de sabores, frescura y sin pensar en edades, al ser el coctel más versátil, cualquiera lo puede tomar, concluyó.
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