En un marco espectacular que remontaba a la Abadía de Hautvillers, lugar donde nació la marca Dom Pérignon de las manos del Monje Benedictino Dom Pierre Pérignon, se presentó El Patrimoine de Création de Dom Pérignon del enólogo Vincent Chaperon. El Centro Cultural Helénico se transformó en este maravilloso sitio, donde un selecto grupo de invitados pudieron vivir un gran viaje sensorial.
Hautvillers continúa siendo la inspiración de la creación de Dom Pérignon. La historia de la región de Champagne y la de Dom Pérignon están íntimamente relacionadas, y es donde todo comienza, es donde la magia permite la inspiración que da lugar a la perfección que se materializa en este vino.
Los asistentes exploraron y descubrieron espacios y momentos emblemáticos que se viven dentro de la Abadía. Como anfitrión de esta increíble experiencia estuvo el mismo enólogo francés de Dom Pérignon, Vincent Chaperon. El recorrido empezó en el cuarto Rosé con una copa del elegante y contundente Blanc Vintage 2009. Posteriormente Vincent Chaperon los introdujo al túnel que emulaba en su interior un universo extraordinario dibujando cuerpos celestes, mientras el enólogo explicaba la extraordinaria historia de esta maison, la creación de sus icónicos vintages, y la visión que se tiene al momento de su elaboración.
Este instante simbolizó el momento en que Pierre Perrigon, creó estos vinos excepcionales, encontrando la libertad para experimentar y la inspiración que sustentan cada una de sus plenitudes.
Tras recorrer ese portal del tiempo, los asitentes descendieron por unas escaleras que los condujeron al impactante recinto del monje, donde las copas del alabado Vintage 2009 emulaban una comunión con este universo de creación.
Un telón cayó para abrir el impredecible espacio que sorprendió a los invitados con un imponente montaje, en el que vivieron una experiencia de maridaje con la propuesta gastronómica de Les Croissants, quien sirvió un exquisito menú para conjugar cada una de las plenitudes de Dom Pérignon.
Como primer tiempo se sirvieron unos ravioles en pasta fresca con salsa de morillas y foie gras acompañado del champagne Dom Pérignon Plénitude 2 1998 que resaltó la textura y sabor de la pasta con la salsa. El plato principal de la comida fue un filete angus con mantequilla y papel de vino tinto acompañado de puré de papa con espárragos frescos; el maridado con Dom Pérignon Rosé 2005. Como tercer tiempo se sirvió un postre de merengue con albaricoque, yogurt y pistache que ayudó a impulsar el aroma y sabor de Dom Pérignon Rosé 2005, caracterizado por ser dulce y afrutado.
Durante la gran puesta culinaria, Vincent Chaperon, explicó con mayor profundidad el proceso creativo, enológico y sensorial, y sobre todo dio a conocer el significado de las Plenitudes, y el poder del tiempo para Dom Pérignon.
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