Tras un enorme éxito en Cancún, Playa del Carmen y Acapulco, el restaurante Harry’s llegó a la Ciudad de México para posicionarse como el lugar que todo amante de la carne, sin excepción, debe visitar.
En su carta desfilan 18 cortes de carne distintos, todos certificados con altos estándares de calidad por USDA Prime. Su chef, Oscar Cortés, dirige un equipo de verdaderos maestros del fuego que logran que cada pieza sea tratada con el respeto y la atención que merece un producto de este nivel.
Chef Oscar Cortés con fuente de mariscos
Cortes selectos y lo mejor de la cocina internacional
Sin duda, en este Prime Steakhouse & Raw Bar la joya de la corona son los cortes añejados, carne de la mejor calidad que reposa de 21 a 28 días en cámaras de añejamiento propias, donde la temperatura y la humedad son controladas para obtener sabores muy intensos en cada bocado.
New York añejado en seco en casa durante 28 días. / Maridaje: vino tinto Chateau Lynch Bages Grand Cru Classé Pauillac 2007
Cinco tipos de atún kobe, langostas de California, king crabs, camarones U8, cangrejos y una buena selección de conchas, son llevados a la mesa en fuentes y platillos en crudo macerados con distintos aliños que resaltan el sabor de cada proteína, todas cuidadas hasta el mínimo detalle.
Lo anterior se acompaña con una cocina con tintes franceses, españoles y también orientales que contempla pastas, risottos, ensaladas y más, incluyendo una serie de postres diseñados a base de helados y frutas frescas a los que no se les puede decir no.
Harry’s Polanco se enorgullece de ofrecer a sus invitados una carta de vinos integrada por 247 etiquetas de todas partes del mundo, entre las que destacan los grandes clásicos franceses, españoles e italianos, sumando buenas propuestas mexicanas como la Bodega Santo Tomás.
Kobe japonés, filete fresco grado A-5 280 g. / Maridaje: vino tinto Chateau Lynch Bages Grand Cru Classé Pauillac 2007
Su clásica barra de coctelería, el impecable servicio y el ambiente a media luz, hace de Harry’s Polanco un lugar perfecto para cenas románticas o comidas de trabajo, donde cada invitado saldrá gustoso de volver.
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