El Nebbiolo, como buen extranjero, llegó a México y se enamoró de nuestros terruños.
Este año empezó con información encontrada e incertidumbre. Sin embargo, una propuesta interesante que surgió en diferentes medios, redes y de boca en boca, fue voltear a ver lo que se hace bien en México.
Las uvas mexicanas, son variedades de uva Vitis vinífera que proceden de muchas partes del mundo. Se hacen mexicanas debido a que nacen y crecen en nuestros terruños y adoptan la esencia del suelo y del medio ambiente. Son hijas de manos mexicanas. La Nebbiolo es una variedad de uva que procede de Italia, pero como un buen extranjero naturalizado, ama a México. Después de Italia, México es el segundo productor de Nebbiolo en el mundo.
El nombre de la variedad, proviene de la palabra italiana nebbia, que significa niebla. En el Valle de Guadalupe, en Baja California, la niebla de la corriente marina hace su magnífica labor en los viñedos. La Nebbiolo brota rápidamente de la vid, pero tarda en madurar. Es una uva que te demanda paciencia, pero que ofrece su recompensa.
Los Nebbiolo mexicanos se pueden apreciar con matices púrpuras a la vista en la copa y de color rojo granate. A menudo revelan aromas a flores exóticas como violetas, hierbas salvajes y frutos como ciruela, cereza y grosella. Es un vino con buena acidez y astringencia, de cuerpo medio, muy delicado y elegante.
Nuestros vinos mexicanos están llenos de tiempo. Están empapados de certeza en la creatividad, en el esfuerzo y en el cariño.
Con estos elementos y un buen vino, el futuro sabrá mejor.
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