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La madera del vino

La madera de la barrica permite la microoxigenación del vino, otorgándole complejidad aromática y una textura más redonda.

Las barricas de madera se emplean en la industria enológica para suavizar la textura y estabilizar los vinos, al igual que añaden complejidad a los mismos. 

Gracias a la porosidad natural de la madera de las barricas existe un intercambio de oxígeno de manera muy suave (microoxigenación), que da como resultado una textura más redonda a los polifenoles del vino. 

Las barricas se hacen principalmente de roble y tienen su origen en Francia, Hungría, Rusia, España o Estados Unidos. Entre las más conocidas por su fineza y sutileza están la francesa y la húngara, gracias a que la porosidad de la madera es muy fina y ofrece una aportación aromática con compuestos diferentes, como la vainilla. 

El proceso de elaboración de la barrica se realiza de manera similar en todos los países. En principio se corta el roble, en lo que se conocen como duelas, y se secan al aire libre o dentro de un horno especial. Posteriormente, se pasa a un proceso de tostado con diferentes intensidades según el gusto del enólogo; esto permite tener un perfil aromático diferente, con menor o mayor proporción de notas como café, tabaco, vainilla, coco, tostado, humo, caramelo, entre otros. 

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Los vinos blancos que mayoritariamente pasan por barrica son de la variedad Chardonnay, ya que es la de mayor capacidad antioxidante, además suele tener mucha estructura y volumen, dando vinos muy bien balanceados con los taninos. De los tintos cualquier variedad es susceptible de pasar por la barrica.

Sin embargo, hay algunas como Cabernet Sauvignon, Nebbiolo, Petit Verdot, Cabernet Franc que por sus características aguantan crianzas más largas y con barrica más nueva. La barrica puede ser reutilizada varias veces por los años que determine la bodega, sólo tomando en cuenta que ésta tiende a saturarse con el uso y el tiempo, lo que complica el intercambio de micro-oxigenación con el vino.

Las barricas son de diferentes tamaños, pero la más utilizada en el añejamiento de vinos finos tiene una capacidad de 225 litros (equivalente a 300 botellas), y es un insumo caro que cuesta alrededor de los 800 a 1600 dólares, según su origen. La más costosa es la francesa

Monte Xanic utiliza barricas de roble francés para todos los vinos que requieren crianza. Lo que implica sus variedades tintas Premium como es Gran Ricardo, Ediciones Limitadas, Monte Xanic y Monte Xanic Calixa; y en blanco, el Chardonnay de Monte Xanic.