Alrededor de esta profesión hay muchas ideas que la gente ha ido formando y que están lejos de ser ciertas.
Cuando se habla de un sommelier lo primero que viene a la mente es un personaje cuyo trabajo gira completamente en torno al vino. Domina el proceso de cata y sabe apeciar la bebida, servirla correctamente y sugerir los mejores maridajes.
Hasta ahí, todo es correcto. Sin embargo, la profesión va mucho más allá de estas actividades, que no son las que se realizan de forma rutinaria en todas las jornadas de trabajo.
Enólogo o sommelier, ¿cuál es la función de cada uno?
Mucho menos se trata de una persona que solamente puede trabajar en un restaurante, que sólo sabe de vinos y que sabe todo de ellos, que viste un traje de “pingüino” y que lo único que se trae entre manos son copas y botellas.
En la lista a continuación se corrigen las ideas falsas sobre esta profesión que este sábado 3 de junio se celebra: el Día del Sommelier. Pásale a leer los mitos alrededor de estas personas a las que les pagan por beber vino.
El mito: Su formación sólo se centra en el conocimiento de los vinos.
La realidad: Además debe de conocer de destilados, licores, cervezas, agua, café, té, quesos, puros, mixología y dominar cómo armonizar alimentos con bebidas.
El mito: Su uniforme es un mandil y saco negro con corbata o moño.
La realidad: En la actualidad no existe ninguna regla de uniforme y la elección de ropa va de acuerdo a las funciones y empresa. Muchos pueden vestirse formalmente, casualmente o hasta en ropa informal.
El mito: El artículo que llevan colgado los sommeliers es un cenicero metálico.
La realidad: No, se trata de un taste vin, una especie de plato con hendiduras que antiguamente servía para visualizar y probar el vino. Hoy es símbolo de la profesión y no tiene un uso en realidad porque la copa es el mejor recipiente para evaluar la bebida.
El mito: Ellos beben todo el tiempo vino y de los caros, al igual que bebidas de lujo.
La realidad: La profesión da acceso a tomar más bebidas alcohólicas o de especialidad, pero parte del trabajo también es administrativo, en computadora o de servicio (sin beber), además de que muchas veces en los tiempos libres se disfruta beber productos sin alcohol.
El mito: Solamente trabaja en restaurantes de alta categoría.
La realidad: No, los profesionales del vino tienen la capacidad de laborar en grupos restauranteros; importadoras y distribuidoras de bebidas; tiendas de vinos o bebidas; bares; vinícolas o casas productoras de bebidas; empresas de banquetes, como educadores y capacitadores, y en negocios afines a la hospitalidad.
El mito: Su actividad puede derivar en que se conviertan en alcohólicos y ”mala copa”.
La realidad: Una de las reglas de todo sommelier es mantenerse profesional y nunca perder la cordura ni la conducta aunque se beba vino; la mayoría sabe medirse.
El mito: Los sommeliers siempre escupen los vinos que no les gustan.
La realidad: No, en una cata, evento o concurso de vinos o bebidas siempre es habitual colocar escupideras, ya que de esa forma se puede probar el vino sin el riesgo de embriagarse, además de contar con la capacidad lúcida de distinguir y evaluar cada producto.
El mito: Es necesario venir de una familia aficionada al vino y a las bebidas alcohólicas o que trabajen en la industria para convertirse en sommelier.
La realidad: Muchos profesionales reconocidos provienen de familias que nada tienen que ver con la industria o que incluso no beben.
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