“Como productores debemos entender que lo más importante es la uva. Además, tenemos que ser muy objetivos: la industria -a nivel internacional- nos ha enseñado cuáles son las prácticas que debemos adoptar para mantener el crecimiento…”
Un siglo de historia no se puede tomar a la ligera. L.A. Cetto está a nada de cumplir sus primeros cien años, siendo un referente audaz de la viticultura nacional. Conversamos con Luis Alberto Cetto, quien está al frente de la bodega y es miembro de la tercera generación, sobre el presente, el pasado y el futuro de la empresa bajacaliforniana.
El inicio de la historia
Hace ya muchísimo tiempo, cerca de Trento, en el Lévico italiano, se encontraba una de las regiones vitivinícolas más importantes que data de la era romana. Ahí comenzó la historia de mi familia con la producción de vino, desde la época del bisabuelo de mi abuelo, como un producto complementario a la agricultura.
Luego de la Primera Guerra Mundial, mi abuelo Ángelo, ya casado y con un hijo, se dio cuenta que sus oportunidades no se encontraban en Italia y que México podría ser un gran país para construir su futuro. ¡Imagina su sorpresa cuando llegó acá, luego de pasar toda su vida en el valle de los Dolomitas, rodeado de bosques, lagos y ríos, y encontrarse en Baja California, con un desierto!
Finalmente, en 1924, mi abuelo llegó a Veracruz y se asentó durante un par de meses en la región de Jalisco; tras pocos años logró establecerse en Tijuana, donde trabajó como mesero en el restaurante Caesar´s por un tiempo.
En 1928 abrió una vinatería y construyó un tejabán, donde comenzó a producir vinos generosos y de mesa. Fue ahí cuando continuó con la tradición familiar de elaborar vinos ya en tierras mexicanas, tradición y arte de hacer vino que inicia con su bisabuelo en Italia.
Mi padre, Luis Agustín, desde niño vivió el mundo de la elaboración del vino de la mano de mi abuelo, pero es en 1950 cuando se involucra plenamente al negocio familiar, en lo que es la producción y venta de vino. Empezó en la parte de los graneles, del manejo de los líquidos, muy similar a lo que me tocó vivir. A finales de los 50, concretó las primeras producciones y maquilas con bodegas mexicanas.
Valle de Guadalupe
El Valle de Guadalupe prometía ser una zona estelar para el cultivo de la vid, tanto por las condiciones climatológicas, como por las características de la tierra, así que en 1963 mi padre compró Rancho Grande, Rancho Chico y el Rancho La Alfalfa.
Desde niño, el rancho y el viñedo fueron el jardín donde yo jugaba, para mí fue algo muy natural estar en contacto con la viña, sin cuestionarme nunca si me iba a dedicar al mundo del vino o no. Incluso yo mismo deseaba estudiar Enología, pero opté por Administración y Finanzas. Del campo “pegué el brinco” a la bodega, luego a los laboratorios, a las operaciones del campo y después a la parte administrativa, pero la verdad me encantaría volver al campo.
La zona más importante de cultivo la tenemos en el Valle de Guadalupe, donde tenemos climas menos extremosos que en San Vicente, es más frío y más caluroso en verano. La diferencia de las tierras es que la de San Vicente es más arcillosa, en tanto que la del Valle de Guadalupe tiene algo de piedra caliza y arcillas oscuras. También tenemos viñedos en Valle Redondo, con uvas Zinfandel de 100 años, y viñedos muy cerca de San Antonio de las Minas y en San Vicente, al sur de Ensenada.
Tecnología y futuro
Así como los consumidores van cambiando, la tecnología en el campo se transforma también. En un viñedo, más vale que estés seguro de lo que estés plantando, porque tiene que aguantarte mucho más, sobre todo por el tema de la inversión; también hay una parte muy importante en los modelos climatológicos a futuro: sobre la exposición solar, la temperatura y la lluvia, y un universo de clones de uva que se tienen que adecuar a tu terruño.
Hace 30 años, por ejemplo, lo más importante era mantener suficientes humedad de la viña para prevenir los golpes de calor; ahora se trabaja sobre el estrés hídrico controlado a través de drones. La viticultura no se parece en nada a lo que hacíamos en los 80, y estoy seguro que no será igual en 15 años.
Aprendizaje global
Parte de lo divertido de este trabajo es que te lleva a viajar por el mundo, a conocer lo que están haciendo en otras regiones y descubrir qué tecnologías puedes adaptar en los viñedos. En los cincuentas, sesentas y setentas, fuimos en una dirección más novedosa, y luego en los ochentas, noventas y 2000, regresamos a prácticas antiguas como la fermentación en tanques de concreto o las levaduras silvestres.
Uno de los grandes retos que hemos enfrentado fue el cambio del sector vinícola a nivel global en los 70’s, Europa estaba muy arraigado al terruño y a sus regiones, y Estados Unidos lanzó un nuevo modelo basado en la particularidad de la uva. Pero, ¿en qué corriente se iba a colocar México? Además, en los ochentas, con la apertura comercial, el mercado se democratizaba y marcó ciertas pautas de comercialización en todo el mundo.
Expandiendo lo horizontes del vino mexicano
Antes, menos gente viajaba y conocía los vinos de otras partes del orbe, pero con la apertura, los consumidores comenzaron a descubrir estilos de distintas regiones y esto impactó de forma brutal a una industria que no estaba preparada para ello: el mercado expandió sus horizontes y se volvió mucho más exigente y específico con sus compras. Esto se tradujo en una serie de acciones en el viñedo mexicano para poder ofrecer perfiles distintos a los vinos que estábamos haciendo.
Oportunidad para el vino mexicano hay mucha. Yo estoy convencido de que lo que se necesita en México no son más tanques, sino más hectáreas de viña y mayor tecnología en los viñedos. Uno de los retos de Baja California es adaptar adaptar viñedos que consuman 25% menos de agua por hectárea, conservando la misma calidad de la uva, ya que debemos trabajar para cubrir la demanda, si no, estaremos dejando el espacio abierto para los vinos de importación.
Nuevos horizontes
Yo creo que el futuro de desarrollo más próximo se encuentra en Chihuahua, donde nosotros tenemos apuntado nuestro foco de crecimiento en el corto, mediano y largo plazo. Tiene las extensiones de tierra adecuadas, la climatología correcta y no existe una crisis de agua como está sucediendo en Baja California.
En L.A. Cetto, actualmente estamos trabajando en una proyección a 25 años sobre la parte climatológica e hídrica en Baja California, para establecer los objetivos y capacidades en extensión de tierras y producción de uva, utilizando modelos que están siendo empleados en regiones como California y Australia.
Pero como productores tenemos que entender que lo más importante es la uva. Hay que ser muy objetivos; la industria a nivel internacional nos ha enseñado sobre cuáles son las prácticas que debemos adoptar y basta mirar a otras naciones para comprender de qué forma debemos analizar los números para mantener el crecimiento. México aún produce una fracción chiquitita sobre el total mundial, la pregunta es ¿cómo vamos a participar en el mercado global?
Internacionalización
Cerca del 92 % de nuestra producción se vende de manera local en México y solo el 8 % se exporta; aunque podemos seguir creciendo junto con el mercado mexicano, existe también la posibilidad de ampliarnos en el mercado global. Francia, por ejemplo, es uno de los mercados más importantes para nosotros.
Generar alianzas con el extranjero para crear L.A. Cetto internacional, es uno de nuestros proyectos más próximos: crear vinos en otros orígenes con marcas propias para ofrecer al consumidor algo diferente, pero con la garantía de nuestra familia. Estamos trabajando en ello y es un proyecto que me apasiona muchísimo. Adaptabilidad, democratización e internacionalización, son tres adjetivos con los que podría definir el futuro de L.A. Cetto.
Hace muchos años, el primer gerente de exportación con el que trabajé en la bodega me dijo: “a tu abuelo le tocó conquistar la región y tu padre conquistó la nación; a ti te corresponde conquistar el mundo”. Hemos trabajado mucho en la imagen de L.A. Cetto, en generar mercados y consumidores, y en demostrar que el vino mexicano tiene capacidad de competir en las mesas de Francia, Inglaterra, Dinamarca, España o Estados Unidos. Por supuesto, me encantaría conquistar las copas del consumidor internacional.
Seis vinos elegidos por Luis
AngeloCettoReservaPlatino
- Estructurado, equilibrado, complejo y elegante.
Don Luis Terra
- Carnoso y especiado, con notas a flores y frutas secas.
Don LuisViognier
- Potente y untuoso, con notas complejas a flores y frutas.
L.A.CettoReservaPrivada Nebbiolo
- Intenso, complejo, frutal y especiado.
ReservaPrivadaChardonnay
- Cítrico, untuoso y complejo, de fondo tostado y acidez firme.
L.A.CettoPetiteSyrah
- Intenso, frutal, con acidez y taninos firmes.
L.A.CettoBlancdeZinfandel
- Frutal con dulzor maduro y fresca acidez.
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