Solemos creer que todos los vinos de Ensenada tienen las mismas características, pero lo cierto es que poseen perfiles completamente distintos.
Mucho tiempo ha pasado desde que el primer viñedo en México fue plantado en las inmediaciones de Atlixco, Puebla, en 1536, junto con la creación del famoso Camino Real de Tierra Adentro, y la creación de todos los viñedos que hoy colman el centro de nuestro país (desde Querétaro hasta Chihuahua), creando dentro de este camino de plata y oro, un acompañante inseparable de estos metales preciosos, el vino, que como bien sabemos, muchas veces resulta más valorado que los dos anteriores.
Para 1570 ya había viñedos en Aguascalientes y Guanajuato que, con el correr de los años y las impedimentas a plantar vid y las dos leyes de arranque en 1598 y 1803, nos quedaríamos sin muchos viñedos que hoy serían míticos, como el que resistió a esto en Parras de la Fuente, punta de lanza en 1597 de nuestra viticultura y que hoy en día sigue liderando.
Pero, ¿qué hay de la modernidad? Siempre que hablamos de la historia, es el momento de entender los vinos de México y darle a cada zona su estilo y carácter, ya que no todos ellos tienen el mismo carácter, aroma, tanicidad, acidez; es decir, cada uno tiene personalidad propia y cuando los comparamos, sólo quitamos autenticidad en ellos.
Ensenada, el gran lugar
Sabemos que Ensenada es la zona de mayor plantación vitivinícola, y por ello, la producción más alta de vinos en México, digamos un 85 % del total. Como bien sabemos, Valle de Guadalupe es el territorio en donde existen más bodegas de vino, convirtiéndose en el lugar de mayor producción dentro de la zona ensenadense, así como el sitio con mayor cantidad de turistas visitando la zona o ruta del vino, ya que es el punto donde todos los productores exponen sus creaciones.
¿Sería posible imaginar que no todos los viñedos están dentro del Valle de Guadalupe? Hay una cifra mayor a 14 o 15 zonas de vino con climatologías diferentes, suelos, agua, vientos e insolaciones, que hacen que los vinos dentro de la misma zona de Ensenada sean diferentes.
Los viñedos en el Valle de Guadalupe suelen dar vinos de concentración interesante en minerales, esto debido a la baja pluviometría (lluvia) y la concentración de sal en el agua, ya que a menos agua de lluvia, más concentración de sal en el suelo. Además de algunos otros contextos como la forma de riego, la excesiva extracción y movilización de aguas salinas del mar o el exceso de fertilizaciones, pero al final lo que tenemos son vinos con altas concentraciones minerales cuando los probamos.
Creemos que todos los vinos de Ensenada son así, pero caemos en la trampa, mientras nos movemos a otras zonas como el Valle de Ojos Negros, el Valle de San Vicente o Arroyo Seco hacia el sur. Sin duda, todos ellos con carácter diferencial para los valles.
Un abrazo.
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