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Nardo Cocktail Club

Este bar recibe su nombre de la flor de nardo, originaria de México y que después de la Conquista viajó por el resto del mundo.

Israel Vázquez

En la década de los años 20 abrió sus puertas el edificio España en el corazón de la Ciudad de México. Este inmueble de fachada en cantera rosa e interiores art decó, ahora alberga al Hotel Umbral, que gracias a su restauración y remodelación se convirtió en un juego de claroscuros que termina por ofrecer un oasis sobre una de las calles más bulliciosas del Centro Histórico.

Continuando con el concepto del hotel, se encuentra una joya escondida al traspasar el umbral: un bar que promete no solo por su coctelería, sino por su gastronomía y sinergia con el arte, posicionándose como uno de los imperdibles de la ciudad. Nardo se encuentra dentro un espacio que recibe diferentes exposiciones temporales a cargo de Galería 69 y que se complementa con dos pianos del artista Garduño.

La importancia del balance en los cocteles

Este bar recibe su nombre de la flor de nardo, originaria de México y que después de la Conquista viajó por el resto del mundo. Una de sus principales características es que libera un exquisito aroma por las noches y -oh, sorpresa- es prima del maguey. Además, a esta flor se le adjudicaban propiedades eróticas.

Manjares que se maridan en Nardo Cocktail Club

La carta de alimentos es una oda al sincretismo que caracteriza al país. Platillos, técnicas o ingredientes de diferentes partes del mundo, se mezclan con la gastronomía citadina haciendo uso de ingredientes locales. Como ejemplo tenemos el Poutine, que integra suadero y queso mexicano, o la ensalada Nardoise, juego de palabras que une el nombre del lugar con el de la clásica ensalada nicoise, pero en donde destacan ingredientes frescos de las chinampas de Xochimilco y una mostaza con pericón.

En cuanto a la coctelería, la propuesta no deja de sorprendernos. La carta principal se compone de ocho cocteles que tienen estrecha relación con sitios históricos de la Ciudad de México. Cada uno de ellos honra a su origen según sus ingredientes, montaje y nombre. Teté se sirve en una caja de palomitas, y como garnish tiene unos lentes 3D; este coctel de gin con óleo de limón, menta fresca, pulpa de maracuyá, esencia de vainilla y sidra, es un homenaje al extinto Cine Teresa.

Hay otros que dan culto a leyendas de la ciudad: Águila y Sol se inspira en la leyenda mexica de la fundación de la Gran Tenochtitlan, y se compone de curado espadín, Chartreuse verde, miel de nopal con laurel e higo, limón, con decoración de chicharrón de nopal y un agitador de vidrio soplado también con forma de nopal. La Quemada narra la leyenda de Beatriz Espinosa, una mujer que decidió quemar su rostro con carbón al descubrir las consecuencias que su belleza traía a la sociedad de la época; se elabora con ron, Cynar, licor de miel de flores mayas, así como licor de flor de saúco, shrub de manzana y leche evaporada.

Sin duda, Nardo Cocktail Club promete convertirse en un referente en esta urbe, llevándonos por un recorrido a través de su centro histórico de la mano de sus cocteles y gastronomía.

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Nardo Cocktail Club
@nardo_cocktailclub

Ocho cocteles para brindar