Los amantes de las galletas Oreo (que se cuentan por millones) y los del street wear tienen un nuevo objeto del deseo.
Cualquier fanático de las galletas podría decir que pagaría grandes cantidades de dinero por un delicioso ejemplar, pero ¿realmente cuánto podría alcanzar a costar una galleta?
La marca Oreo siempre está en la mente de las personas; ya sea por su delicioso y característico sabor o por sus creativas campañas publicitarias, que siempre nos recuerdan que debemos adquirirlas. Parte de estas campañas creativas son la nueva apuesta de la marca; sumarse a una de las marcas de moda más disruptivas que existen en la actualidad: Supreme.
Supreme y su estrategia de ediciones limitadas
Para entender el furor por estas galletas, debemos conocer la estrategia de la marca con la que se ha relacionado, Supreme.
Se trata de la marca de moda urbana más buscada y solicitada actualmente, la cual se mantiene constantemente haciendo sinergias con otras marcas de moda (muchas de ellas de lujo y alta costura) y productos de los más disímil. Todas estas colaboraciones salen en tirajes cortos y ediciones muy cuidadas y limitadas.
Supreme puede trabajar con Louis Vuitton al mismo tiempo que con las bolsas Ziploc y, en este caso, las galletas Oreo. Y todos sus productos se convierten en objetos de culto instantáneo, lo que permite se disparen los precios a números impresionantes.
La puja por una galleta
Esta edición especial fue lanzada en Estados Unidos el 18 de febrero. El paquete de tres galletas Oreo rojas, adornado con el logo de Supreme, tenía un precio alto comparado a productos similares, costando ocho dólares.
Al pasar los meses sucedió lo que ocurre con esta marca y que se ha vuelto un problema para la misma; la gente que adquirió al precio inicial las galletas empezó a revenderlas.
A mediados de año las galletas alcanzaron los 250 dólares por paquete y para finales de año existían subastas online en sitios con Ebay donde estas Oreos rojas alcanzaba la sorprendente cantidad de ¡91, 000 dólares!
Una cifra absurda para unos, pero al final la demanda siempre pondrá el costo del producto.
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