Estilo: Cocina tradicional oaxaqueña
Lu-Dom: 09:00 – 19:00
Ubicación: Nuevo León 105, Col. Hipródromo Condesa, Ciudad de México, D.F.
Twitter: @pasillodehumo
Qué maravilla sería comer en Oaxaca diario, ¿qué no? Pero, la comida tiene el poder de romper las barreras del tiempo y el espacio, tiene la cualidad de transportarnos a cualquier lugar con tan solo un bocado. Por fortuna para quienes vivimos en la Ciudad de México, un pedacito de Oaxaca llega a la Colonia Condesa para llevarnos a través de un viaje gastronómico a saborear aquél lugar en el que las deliciosas comilonas son cosa de todos los días.

Tacos de tripa
Se trata del Pasillo de Humo, un lugar dedicado a ser un templo de la maravillosa gastronomía oaxaqueña y que abre sus puertas en el recién inaugurado Parián Condesa (un mercado muy interesante del que pronto les platicaremos). En este pasillo, el quesillo, la hoja santa, los chapulines, el tasajo y los moles desfilan en la carta cuyo ingrediente principal, la tradición, se acompaña del sazón de una de las cocineras oaxaqueñas consentidas, Celia Florián del restaurante Las Quince Letras, quien comparte las recetas de su madre y de su abuela y deja a cargo del Pasillo a su hijo Alam, quien consiente gustoso a los comensales.

Sopa oaxaqueña.
Con platos memorables como el quesillo asado en hoja santa, los molotes de plátano macho y queso istmeño, la sopa de la milpa y el porkbelly en caldillo de ayocotes, este nuevo lugar no necesita mayor recomendación que la seguridad de que cada bocado evoca con precisión uno de los paraísos gastronómicos más bellos de nuestro país, Oaxaca. Por las mañanas, el Pasillo de Humo ofrecerá desayunos que contemplan pan de yema, chocolate en agua, los tamales y las memelitas tradicionales, entre las muchas opciones. Por supuesto, no podían faltar las tortillas hechas a mano en el comal ni las tlayudas con tasajo. Sin lugar a dudas, habrá que visitar de manera frecuente este lugar que promete convertirse en poco tiempo en un gran favorito y que nos ahorrará la pena de extrañar la cocina oaxaqueña, que es puro amor.

Molotes istmeños.
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