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#Entrevista Richard Clair, un auténtico wine lover de corazón

“En gran medida, el incremento del consumo del vino en México se debe al crecimiento de la producción del vino mexicano, pues el consumidor se identifica más con este producto. Al crecer el vino mexicano, los nuevos consumidores prueban nuevos vinos y surge en ellos la curiosidad de probar uno y otro más…”.

Tras una votación realizada en el marco de Alfombra Roja 2019, el panel de cata integrado por 26 sommeliers eligió a Richard Clair, Director General del Grupo FERIMP, como el personaje más relevante del año. Conversamos con él sobre sus raíces en la industria. 

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Mi gusto por el vino comenzó por el trabajo que quería tener. Estudié Comercio y en mi tercer año decidí que me iba a dedicar al comercio internacional, por lo que tenía que buscar una empresa en donde hacer prácticas y había dos sectores que me llamaban la atención: la gastronomía y las bebidas. Aunque mi familia no se dedicaba a ello, son dos rubros que me gustan, así que empecé a buscar empresas hasta encontrar una bodega de Borgoña que me recibió.

Después vino el momento de cumplir con el servicio militar obligatorio, que en Francia implica doce meses en un cuartel, aunque también existía la oportunidad de hacerlo de forma civil trabajando en ciertas profesiones, y una de ellas era el comercio. Para eso, tenía que presentar al Gobierno un proyecto para desarrollar la venta de productos, servicios o tecnologías francesas a algún país.

Tuve la oportunidad, por casualidad, de conseguir un proyecto para venir a México a apoyar las ventas de vino francés con un importador que había en la ciudad. El Gobierno lo aceptó y así llegué a hacer una cooperación de 16 meses.

Tenía 22 años y hace 28 de eso; llegué en enero de 1992. Yo sólo hablaba unas cuantas palabras en español y algo de inglés. Al final de mi cooperación, el importador me ofreció quedarme en México, y como estaba tan feliz, acepté la oferta. Un par de años después, estuve a punto de regresar a Francia con la idea de ser el export manager de alguna bodega, viajar y vender vinos franceses por el mundo; pero Jean-Yves Ferrer me propuso asociarnos para crear juntos otra empresa de importación de vinos.

 

Ya con 25 años de edad me di cuenta que no tenía nada que perder, y así fundamos Ferrer y Asociados. Entonces sucedió la devaluación de diciembre de 1994, y por ello comenzamos a operar hasta mediados del 95. Arrancamos con una bodega, dos escritorios y pedidos muy pequeños que venían en avión, porque México seguía muy deprimido y nosotros teníamos poco dinero.

Desde el 95 hasta el 99, nos dedicamos exclusivamente a importar vinos de Francia: Champagne Taittinger, Domaine Laroche, Georges Duboeuf y unos cuantos chateaus de Burdeos; la primera bodega no francesa que admitimos fue Wente, de California, que en conjunto con Santo Tomás hacía un vino llamado Dueto. Ellos nos presentaron a la bodega mexicana, y en el año 2000 los añadimos a nuestro portafolio. Así hemos ido agregando marcas nuevas.

Fuimos creciendo con Ferrer, y aunque había oportunidad de incorporar nuevas marcas, no podíamos colocarlas en el mismo portafolio. El mejor ejemplo es champagne, tenemos una relación histórica con la familia Taittinger, y otra gran marca de champagne, Louis Roederer, me buscó para trabajar con nosotros. En Ferrer no íbamos a cambiar una por otra, y no podíamos tener dos champagnes en un mismo portafolio.

Las nuevas marcas nos hicieron pensar que era momento de crear una segunda empresa: Importaciones Interamericana, que se lanzó con Roederer, CVNE y otras marcas que rápidamente se sumaron. Ya llevamos 13 años con esta empresa, y hoy en día factura más que Ferrer y Asociados con unas 60 marcas comerciales. Ferrer es una empresa enfocada en el vino, mientras que Interamericana trabaja con vinos y destilados.

El vino ha sido, en los últimos 20 años, la única categoría de bebidas alcohólicas que ha tenido un crecimiento sostenido año tras año; la primera vez que no creció fue en 2019, lo cual dispara una alarma que esperamos sea un accidente. Pero la tendencia que hemos vivido en las últimas dos décadas ha sido un crecimiento constante. Parte de la explicación de este éxito tiene que ver con el desarrollo del vino mexicano. Yo entré a la discusión del vino hecho en México hace 20 años, y vi la entrada al mercado de esta nueva generación de bodegas pequeñas vendiendo productos más Premium.