Christian Martínez
Fotos: Edgar Xolot
Después del sushi, el ramen es el platillo japonés que ha impactado con más fuerza las tendencias gastronómicas del siglo XXI. Su permanencia impregna hoy nuestra escena culinaria, en donde hemos sido testigos y somos satisfechos comensales que, con palillos en mano, disfrutamos la profundidad de esos caldos en los que el miso, las algas y la soya, nos reconfortan y enamoran.
En los últimos años, uno de los máximos exponentes de esta gran ola nipona en la Ciudad de México ha sido Rokai, quien de la mano de su creador Edo Kobayashi, y con un impresionante arsenal de los productos más frescos y selectos del mercado, ha revolucionado nuestra percepción de lo que una experiencia gastronómica japonesa debe de ser.
Después de su inicial éxito con Rokai, este visionario restaurantero ha desarrollado un sinfín de conceptos en donde el buen gusto japonés es esencial, pero sobre todo, en donde el sabor y la calidad, son el sello de casa. Uno de ellos es Rokai Ramen, un auténtico templo de adoración al ramen y a sus muy variadas, pero siempre suculentas versiones.
En Rokai Ramen, las elecciones del grosor de la pasta, los ingredientes y hasta la temperatura, son tan amplias como exquisitas. La recomendación obligada es el Rokai soya, una pasta delgada acompañada de alga, huevo, cebolla y carne de cerdo, que es la perfecta introducción al mundo del ramen.
Los especiales de temporada también son imperdibles y para cerrar la experiencia, además de varias etiquetas de sake, la coctelería sorprende con delicias como el Yuzu honey tonic, en el que la ginebra combina a la perfección con los ingredientes de su propio nombre.
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