Cuando el trabajo se hace con pasión y orgullo, solo puede haber un resultado: la excelencia.
Después de varias décadas trabajando en distintos viñedos en California, Estados Unidos, el enólogo Luis Rodríguez Maldonado decidió regresar a su tierra natal, en México, con el fin de seguir lo que su corazón le dictaba: elaborar un vino íntimo y único a partir de uvas mexicanas.
Sin lugar a dudas, los vinos de Baja California son un estandarte de calidad de la viticultura nacional. En aquel estado de la república cercano a la frontera norte se elabora cerca del 90 % de los vinos del país, y las etiquetas que de ahí provienen son dignas representantes de que en México la tierra se trabaja con orgullo y con pasión.
Rolu, evolución de una marca
Fue por ello que Luis Rodríguez eligió el Valle de San Vicente, en Baja California, como el sitio correcto para desarrollar su proyecto. Fue ahí donde nació en 2001 Rolu, un proyecto muy personal al que bautizó con la primera sílaba de su apellido y de su nombre.
Tras cerca de una década de trabajo constante y muy buenos resultados, Rolu se posicionó entre los grandes conocedores como una de las etiquetas favoritas de México, por lo que en 2010, motivado por sus colegas y amigos más allegados, Rodríguez Maldonado apostó por un nuevo sueño enológico y lanzó al mercado una nueva expresión elaborada también con uvas de Baja California: Rolu Mezcla 2010, un ensamble de Tempranillo, Nebbiolo y Cabernet Sauvignon que dejó boquiabiertos a los wine lovers.
A partir de ese momento, cada una de las cuatro etiquetas que esta bodega elabora, son reflejo de la tenacidad y orgullo de Luis Rodríguez, alguien que se describe a sí mismo como “un hombre de pocas palabras”, pero que encontró en la enología un lenguaje único y en la viticultura una forma de expresión a través de la cual logra trascender en otras personas lo que él vive a través de sus cinco sentidos.
Valores de Rolu
Los vinos de Rolu han sido concebidos, a lo largo de los años, para encontrar la armonía perfecta en la copa. Expresan por sí mismos aromas, notas y tonalidades que apasionan a su enólogo e invitan a disfrutar de un estimulante recorrido sensorial en cada sorbo.
Para la bodega, valores y conceptos como la humildad, el trabajo en equipo, la honestidad, la sencillez, la autenticidad y el respeto, se reflejan en cada una de sus botellas. Sin duda son los cimientos sobre los cuales se desarrolla el proceso enológico, una de las maneras más bonitas y apasionantes de vivir la viticultura en México, la cual da como resultado vinos expresivos y de muy alta calidad.
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