Sean Shortt, director de marketing y ventas de Wingara Group, nos platica las enormes bondades de emplear esta tecnología en el embotellado del vino.
Sacar con destreza el corcho de una botella de vino en un solo movimiento es un difícil truco para aprender, y en Australia hoy ya están fuera de práctica.
Esto se debe a que actualmente 99 botellas de cada 100 producidas por bodegas australianas están selladas con una tapa rosca llamada screw cap, una tecnología utilizada en la industria del vino desde el año 2000 para buscar una alternativa al uso del corcho.
El screw cap se ha vuelto omnipresente en la industria vitivinícola australiana en la última década por sus beneficios hacia el vino y facilidades en el servicio. Según los expertos, esta tecnología es más conveniente y el vino envejece igual de bien con un cierre de metal.
Aunque el corcho ha sido en todo el mundo el sello básico del vino desde el siglo XVIII, sus fallas como materia natural han llevado su uso a su declive, y Australia es el primer país en utilizar este aditamento casi exclusivamente.
Desde su añada 2006, Katnook Estate embotella sus vinos de clase mundial y reconocidos internacionalmente bajo la tecnología screw cap, asegurando una experiencia inolvidable que entrega calidad, aromas y sabores intactos al momento de disfrutar cada copa.
Por qué adoptar la tecnología Srew Cap para el vino
El cambio se remonta a la década de 1970, cuando los zapatos de corcho estaban de moda. En aquel entonces, los diseñadores internacionales tenían la primera selección de los mejores suministros de corcho de Portugal, por los que pagaban una alta cantidad de dinero.
Los siguientes en la lista para el corcho de la mejor calidad fueron los mejores y más antiguos productores de vino de Europa, y en la parte posterior de la cola se encontraban los mercados secundarios de vinos como Australia, que se vieron abandonados rutinariamente con un producto inferior. Esto condujo a innumerables lotes de vino arruinados por el mal corcho.
Los viticultores han luchado durante años con los problemas de la corrupción del corcho: el hongo que crece en él puede tener un efecto estomacal en el sabor y la oxidación del vino, lo que produce una disminución del pigmento y una pérdida de sabor y aromas. El resultado es una reminiscencia de vinagre.
Como empezó el experimento
Un pequeño grupo de enólogos en Clare Valley, ubicado en el sur de Australia, buscó la solución al problema del poco abastecimiento del corcho y las complicaciones que traía al vino en el momento de consumo.
Los enólogos trabajaron con el Australian Wine Research Institute, durante 24 meses donde probaron nueve métodos de cierre diferentes, incluido el corcho natural, el corcho sintético, el corcho técnico y el screw cap.
Después de nueve meses, las botellas de vino selladas bajo este último tenían el mismo sabor y seguían perfectamente equilibrados. Pero el mismo vino, con ocho cierres de corcho diferentes variaba en sabor. La mayoría cambió de tener un equilibrio uniforme entre todas las características de sabor, a mostrar aromas y sabores más pronunciados.
El experimento con screw cap comenzó con vinos blancos, siendo Katnook Estate una de las bodegas pioneras en embotellar su producción con esta tecnología, y dentro de pocos años ya todos los vinos, incluyendo aquellos de alto perfil, vienen con el sistema de tapa rosca.
Katnook Estate
Nace en el corazón de la región de Coonawarra, una de las regiones de producción más finas localizada al sur de Australia. Con su historia desde 1867 con John Riddoch, es la casa de los viñedos terra rossa más especiales de ese lugar. Ha alcanzado un récord extraordinario de excelencia y calidad en sus procesos de elaboración y enología, recibiendo considerables y prestigiosos premios como Jimmy Watson e International Wine and Spirit Competition.
Katnook muestra sutileza, intriga y complejidad en sus vinos. Reflejar la esencia del terroir de Coonawarra es una parte integral del enfoque vinícola. Cabernet Sauvignon es la insignia de la región y Shiraz es la insignia del país. Los vinos blancos son igualmente únicos en carácter y de clase mundial en calidad.
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