Bodegas Riojanas S.A. fue creada en el Siglo XIX por dos familias de gran raigambre vitivinícola y se ha convertido en una de las más prestigiosas empresas vinícolas españolas, ejemplo de tradición y modernidad. La familia Frías Artacho ha sabido transmitir de generación en generación su gran pasión por el cultivo del viñedo y la crianza de los vinos, así como el compromiso con la calidad y personalidad inconfundible de unas marcas tan emblemáticas como Monte Real y Viña Albina. Es lo que el actual equipo de Bodegas Riojanas considera como la herencia más preciada.
El Grupo Bodegas Riojanas, a partir de su centenaria bodega de Rioja, ha seguido una estrategia de diversificación que le ha llevado a incorporar una oferta de vinos de alta calidad de las más prestigiosas Denominaciones de Origen españolas (Toro, Rueda, Ribera del Duero, Rías Baixas y Cava), así como a intensificar su expansión en los mercados internacionales y continuar siendo así un ejemplo de dinamismo e innovación para el sector vitivinícola español.
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Los orígenes: la familia Frías Artacho, más de tres siglos de tradición vitivinícola
La familia Frías Artacho, oriunda de la localidad riojana de Cenicero, atesora una honda tradición vitivinícola que se remonta a más de tres siglos de antigüedad. Uno de los testimonios de esa tradición viticultora es la puerta de piedra de sillería que daba acceso a uno de los viñedos familiares de los Artacho, cuyo escudo aparece esculpido en su frontispicio junto a la fecha 1799 como año de construcción. Esta puerta se conserva ahora reconstruida junto a la entrada de la bodega.
También resultan especialmente significativos los premios otorgados a los vinos elaborados por la familia Frías, como la medalla de oro obtenida en la Exposición Universal de Barcelona de 1888. De ese mismo año data una fotografía de la casa familiar en que se ubicaba la primitiva bodega de cosechero y en cuya fachada ya colgaba el cartel con el nombre ‘Bodegas Riojanas’.
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Tras la etapa posterior a la construcción de la nueva bodega en 1890, durante la cual la empresa estuvo dirigida por Rafael Carreras, han sido cuatro generaciones de la familia Frías Artacho las que han estado al frente de Bodegas Riojanas. En primer lugar fue Román Artacho quien dirigió la empresa hasta su prematuro fallecimiento en 1943. Asumió el relevo su sobrino Marcelo Frías Artacho, quien a su vez cedería el testigo a su sobrino Felipe Frías, a quien, ya en la actualidad, es su hijo Santiago Frías quien ha sucedido en la dirección de la bodega.
La fundación
Las familias Frías y Artacho, emparentadas desde finales del siglo XIX, se asociaron en 1890 con el empresario catalán Rafael Carreras Picó para dar un gran impulso al pequeño negocio vinatero de los Frías mediante la construcción de una bodega que seguía el modelo ‘industrial’ traído de Francia. Fue la época en que se crearon varias de las más prestigiosas bodegas de Rioja, debido a la oportunidad surgida tras la destrucción del viñedo por la filoxera en el país vecino. ‘Negociants’ y enólogos de Burdeos, inversionistas españoles del ámbito industrial y viticultores riojanos unieron intereses para provocar un salto histórico en el desarrollo de la vitivinicultura riojana.
Las nuevas instalaciones de Bodegas Riojanas se alzaron en los terrenos que ocupaba uno de los viñedos de los Artacho en las afueras de Cenicero, aprovechando un amplio talud de tierra que permitía soterrar las naves de elaboración y crianza para obtener las condiciones naturales ideales para la conservación de los vinos. Durante décadas fue considerada por las gentes de Cenicero y sus alrededores “la bodega”, ya que era la única importante del entorno, a la que los viticultores vendían sus uvas y donde varias generaciones han trabajado tanto elaborando vino, como haciendo las labores de campo. Desde entonces a hoy, aquel edificio original de Bodegas Riojanas construido en 1890 ha tenido ocho ampliaciones. De las 500 barricas, 22 tinos y 50.000 botellas de capacidad inicial se ha pasado a más de 25.000 barricas y 5 millones de botellas. La capacidad actual de elaboración es de algo más de 3 millones de Kg. de uva cada cosecha.
Román Artacho Fernández de Bobadilla, en calidad de presidente del Consejo de Administración de Bodegas Riojanas, constituida en 1940 en Sociedad Anónima, anunciaba a la Junta de Accionistas en la memoria de ese ejercicio una próxima ampliación de la bodega. En el análisis de resultados afirmaba que “no se ha escatimado esfuerzo económico en pro de la consecución tanto de las ventas cuanto de nuestras condiciones favorables a la concurrencia de nuestros productos en los diferentes mercados y, así mismo, a la elevación del rango que adquirió nuestra Sociedad con la evolución producida”.
Primera construcción bodega
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Creadores de la Denominación, pioneros de la exportación
El mundo del vino fue pionero en la aplicación de las certificaciones de calidad, pues esa y no otra era la principal finalidad de la creación de las denominaciones de origen en Europa desde mediados del siglo XIX. Lo saben bien en Bodegas Riojanas, que participó junto a otras bodegas en la creación de la D.O. Rioja en 1925 con el objetivo de que su Consejo Regulador ejerciera como organismo certificador de la calidad y origen de los vinos elaborados en la región y evitara así las falsificaciones de un producto que había alcanzado ya gran notoriedad y prestigio en los mercados.
Años antes, Bodegas Riojanas también participó muy activamente en la creación del Sindicato de Exportadoras de Vinos de Rioja, fundado en Haro en 1907 con el objetivo de defender los intereses del sector y fomentar la temprana vocación exportadora de los bodegueros riojanos. Tanto en aquella asociación pionera, como en su refundación en 1968 como Grupo de Criadores y Exportadores, o en el propio Consejo Regulador a lo largo de su diferentes etapas históricas, los miembros de la familia Frías Artacho siempre han formado parte de dichas entidades y han contribuido con su capacidad de liderazgo a impulsar el desarrollo de la Denominación de Origen.
La estrategia para intensificar la presencia de la bodega en los principales mercados internacionales ha cobrado un especial protagonismo en la primera década del siglo XXI. Un ejemplo significativo ha sido la creación en 2009 de ‘Bodegas Riojanas USA Corporation’, en New Jersey, con el objetivo de potenciar la penetración en el mercado estadounidense. El concepto tradicional de exportar se ha cambiado por el de internacionalizar la empresa para estar más cerca de los consumidores. Como reconocimiento a este esfuerzo por adaptarse a los nuevos retos de una economía marcada por los procesos de globalización, Bodegas Riojanas recibió el Premio a la Internacionalización 2010. La expansión ha continuado con la creación de nuevas delegaciones y presencia comercial en un centenar de países de los cinco continentes.
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Tarifas de precios de distintas épocas. La más antigua data de 1916 y fue remitida a San Salvador con los “precios para exportación F.O.B. Bilbao”, tanto en envases de madera de roble como embotellado. La caja de 12 botellas del tinto “Rioja Medoc de seis años” costaba 12 ptas. y la barrica de 225 litros del mismo vino 209,50 ptas.
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Premio internacionalización 2010
El mensaje “Atrévete a sentir una bodega”, que Bodegas Riojanas utiliza para presentar sus servicios enoturísticos, deja entrever una experiencia diferente y singular, con una total inmersión sensorial en la cultura del vino. La bodega ha conjugado a la perfección su valiosa herencia histórica, representada por sus calados centenarios, y el circuito didáctico e interactivo de su ‘Sala de Sensaciones’, un espacio único en Rioja. Todo ello para que el visitante realice un viaje a través del tiempo y disfrute con los cinco sentidos de las múltiples sensaciones y emociones que convertirán la visita en una experiencia única.
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Si quieres conocer más información sobre Bodegas Riojanas, te invitamos a visitar su sitio web donde encontrarás datos, vinos y más.
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