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Vodka, pureza insuperable

Su pureza conquistó al mundo, posicionándola como la bebida espirituosa más vendida de los últimos tiempos.

La palabra vodka tiene origen en la expresión rusa zhiznennia voda, que significa “agua de vida”, pero que con el paso del tiempo se transformó hasta llegar a ser sólo wódka, que significa “agüita”. El espirituoso fue nombrado de esta forma debido a su pureza, al ser una bebida incolora y carente de sabor, pero con potencia y cualidades únicas.

Esta bebida surgió en los países del Este de Europa, especialmente en Rusia y Polonia, quienes aún se disputan el título de su creación, la cual se estima que sucedió cerca del siglo XII, cuando la destilación de los granos era muy común con el fin de crear bebidas medicinales.

La Revolución Industrial y la llegada de las máquinas propagó la práctica de la destilación por todo el continente, por lo que el vodka fue muy bien aceptado en aquellas tierras frías ya que, al ser un destilado que no se congela (a menos de que se someta a temperaturas menores de -50 °C), se encontró en él una excelente bebida para entrar en calor y enfrentar los crudos inviernos.

Sin embargo, en sus inicios no se elaboraba como se hace ahora. Antes, la destilación ocurría en alambiques más sencillos y el licor obtenido era infusionado con distintas hierbas que le aportaban el carácter medicinal. Con el tiempo, el proceso cambió y para evitar problemas de salud en la población, los rusos encontraron el porcentaje de alcohol adecuado, incluso benéfico para algunos padecimientos, que se determinó en 40 % vol., el conocido como russian standard.

La gran conquista

Fue el fin de la Segunda Guerra Mundial lo que colocó al vodka ante los reflectores. A mediados del s. XIX Estados Unidos lo acogió como el “whisky blanco”, al ser un espirituoso ideal para mezclar en coctelería debido a su neutralidad, a la ausencia de gusto y sabor.

Pronto el vodka fue adoptado por distintas naciones que no dudaron en crear sus propias versiones utilizando materia prima y métodos de elaboración distintos, lo que dio vida a un sinnúmero de variantes destiladas de centeno, melaza, trigo y papa.

Hoy, se trata del espirituoso más vendido en el mundo. Su producción se realiza principalmente en Europa en los países del centro, oriente y norte, siendo Rusia quien encabeza la lista con más de tres mil estilos diferentes. Le siguen muy de cerca Polonia, Estados unidos, Suecia, Finlandia y Ucrania, aunque Alemania, Canadá, Francia y Japón también son reconocidos por sus vodkas de buena calidad.

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Puro como el agua

Aunque la mayoría de los productores buscan la pureza del vodka, hay un pequeño grupo que prefiere conservar algunos aromas y sabores muy tenues que colaboran a crear el perfil único de cada marca. Es el nivel de pureza lo que responde a la categoría de estándar, Premium y Ultra Premium.

A simple vista, este espirituoso debe ser cristalino y límpido, y presentar una sedosidad media que, aunque depende del estilo de cada casa, nunca debe ser pesada o viscosa. La característica más importante debe ser la ausencia casi completa del gusto, para luego revelar notas muy sutiles, tanto en nariz como en boca, las cuales pueden ser dulces, cítricas o herbales.

Un vodka de buena calidad debe contener alcoholes finos que no resulten picantes al paladar o el olfato. Lo mejor es beberlo derecho, muy frío, en pequeños vasos de 50 a 100 ml de capacidad, llamados stopka. En los países nórdicos es muy solicitado para compañar alimentos y bocadillos, ya que ayuda a limpiar las papilas gustativas y a apreciar las cualidades de cada ingrediente.

Debido a la pureza de la que tanto se habla, los mejores bartenders del mundo han elegido este destilado para crear cocteles que se han vuelto clásicos. Entre los más conocidos destacan Bloody Mary, Martini, Cosmopolitan y Moscow mule.